miércoles, 8 de febrero de 2012


"El fin del dominio europeo y las posteriores independencias en Oriente Medio"

En algún momento las potencias del Viejo Continente mostraron su interés por los territorios que iban  desde  Marruecos a  Irán. Mediante guerras o tratados, la presencia occidental se fue haciendo cada vez mas  notable en aquellas zonas del mundo. Al finalizar  la Segunda Guerra Mundial, y con el nacionalismo de los  pueblos  sometidos  a flote, las  potencias  coloniales  tenían  cada  vez  más  dificultades para justificar  sus  acciones. Francia  y Reino  Unido  decidieron dar independencia a todas sus colonias del Medio Oriente entre los años cuarenta y setenta del siglo XX al igual que España.
   Antes de conceder la independencia a sus colonias, los europeos intentaron  situar en el poder a personas que compartieran sus intereses. Estos regímenes monárquicos habían ganado el derecho de ordenar a sus súbditos mediante guerras sufragadas por los europeos o por  especificaciones políticas1 de estos.
   Para garantizar la permanencia de sus intereses, los colonizadores interfirieron en los nuevos estados y apoyaron a aquellos grupos partidarios para mantener los lazos con las ex-colonias, además de promover políticas orientadas a su servicio y un ejército que protegiera a sus aliados locales. Lo que no pudieron  disminuir los occidentales, fue la decepción que causaba en las masas locales el ver a aquellos regímenes corruptos apegarse los dictados de las potencias.

Para obtener apoyo durante la Primera Guerra Mundial, los países europeos prometieron respetar los deseos nacionales de los árabes y de otras minorías enfrentadas al dominio turco. Una  vez acabado  el conflicto, los  territorios conquistados  pasaron a manos  directas de  los  europeos o de  sus  socios ya que las promesas no fueron respetadas. En Egipto los británicos apoyaron a la monarquía frente a los movimientos que reclamaban una independencia real, en Siria y en  Iraq instalaron a miembros de la monarquía hachemí, para la cuál también habían creado el estado de Transjordania. Los franceses separaron  Líbano de  Siria  para   convertirl en un cuerpo administrativo separado, abriendo la puerta así a futuros conflictos y a reclamaciones territoriales por parte de Siria.
   En Palestina, la política del divide y vencerás también surtió efecto, los británicos prometían un estado a los judíos  mientras decían apoyar a los árabes para crear el suyo. Libia se independizó en 1951 con Idris I como su  soberano, las politicas eran  seguir  manteniendo bases  militares  y  permitir el libre acceso al petróleo local bajo precios abusivos. La monarquía marroquí recibió el apoyo de los franceses.
   En Arabia Saudí y en los aledaños territorios del Golfo Pérsico, los  británicos y los estadounidenses  apoyaron a los señores  tribales  locales, determinados  más  tarde como gobernantes absolutos por los mismos imperialistas. Durante la Segunda Guerra Mundial, el penúltimo sha de Persia fue apartado del poder por los aliados dadas sus simpatías por el Eje, y sustituido por su joven descendiente  Reza Pahlevi.  En las décadas  siguientes se convertiría en el  gobernante  más  prooccidental de la zona, situándose como uno de los principales suministradores de petróleo para los estados desarrollados, tal como lo fueron él y su padre para las fuerzas coaligadas durante el anterior conflicto mundial.



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